El Cristianismo parece fácil cuando se asume como una creencia de prácticas que nos dan bienestar, pero esta perspectiva fácil nada tiene que ver con lo que predicaban Jesús y sus apóstoles.
Las prácticas cristianas nada tienen de egoístas ni humanistas. Al contrario, se trata de una vida de entrega y amor incondicional que lleva hacia la divinidad, por una única vía: la muerte y resurrección de Cristo.