La falta de valores, de normas, en una sociedad permisiva hace que las personas desprecien el respeto. Hacer lo que te place sin importar los efectos esto conlleva, ya seas niño o adulto, lleva a la delincuencia, y muy probablemente al castigo social.
Pero el castigo no siempre disuade de cometer delitos. Por ello, lo más aconsejable es la comprensión temprana de las ventajas de valorar y respetar los derechos ajenos, para ser respetado y valorado, también uno mismo.