El ciclo de la violencia no se rompe con una simple disculpa. La tradición y la imposibilidad de mantenerse sola, hacen que las mujeres perdonen el maltrato una y otra vez, a pesar de los riesgos que conlleva.
Los abusos verbales y físicos dentro del hogar van en aumento y las secuelas afectan a todos sus miembros. La única manera de detener la violencia es cortar con la conducta agresiva, y la más efectiva: denunciarla.